lunes, 15 de junio de 2015

El pie diabético

Cuando se trata de los pies de una persona con diabetes, pueden existir ciertas complicaciones. Habitualmente, y como consecuencia de la misma diabetes, los vasos sanguíneos se hacen más estrechos, reduciendo el flujo sanguíneo y los nervios se deterioran, disminuyendo la sensibilidad y alterando la anatomía del pie. La posibilidad de que una persona con diabetes desarrolle una herida o úlcera de pie diabético es de entre el 15% y el 25%.

Cuando el exceso de glucosa llega a alterar los vasos sanguíneos y los nervios de las personas con diabetes, aparece entonces el pie diabético, una de las principales complicaciones de la Diabetes Mellitus (DM). Con el paso de los años, la circulación y la sensibilidad en los pies se pueden afectar, favoreciendo la aparición de úlceras y deformidades. 
Las personas que tienen niveles de glucosa más altos, más descontrolados tengan sus niveles de glucosa y más años tengan con el diagnóstico de diabetes serán los que tengan más problemas con los pies. También tienen un riesgo importante personas con alteraciones en la circulación, otras complicaciones de la diabetes, con callos o deformidades en los pies, que tengan una prótesis o cualquier problema para caminar, con enfermedades en las uñas, infecciones en los pies e historia de úlceras o amputaciones.

La persona puede perder la sensibilidad en los pies por lo que estas alteraciones pueden pasar desapercibidas hasta que se encuentran muy avanzadas. Las úlceras de pie diabético son la primera causa de hospitalización de personas con diabetes, y la amputación de la extremidad (mayor o menor) es su principal complicación.
Por tanto, los factores de riesgo determinantes en el pronóstico y la evolución de lesiones en un pie diabético son: la falta de sensibilidad (neuropatía) y la insuficiente circulación sanguínea (enfermedad vascular periférica o EPV).

Sin embargo, es posible una curación completa en aproximadamente el 90% de todas las úlceras mediante una atención adecuada, basada en un enfoque multidisciplinar. Por esta razón, es crucial realizar un buen plan de prevención basado en un diagnóstico precoz.



PREVENCIÓN DEL PIE DIABÉTICO

El mejor tratamiento es la prevención. Una persona con diabetes debe vigilar diariamente sus pies para detectar alteraciones lo más pronto posible y evitar que progresen. Con un correcto control de la diabetes es capaz por si solo de prevenir, retrasar y disminuir la aparición de estos serios cuadros cuya existencia justifica todos los esfuerzos para la consecución de niveles de glucemia en sangre cercanos a la normalidad. 
Existen una serie de recomendaciones: 

1. Revisión diaria del pie para detectar ampollas, hemorragias, grietas, zonas enrojecidas, rozaduras, cortes o heridas. Estar alerta ante la presencia de 'juanetes' y otras deformidades de los piesUtiliza un espejo para la inspección de la planta y talón. 

2. Cambia los calcetines y los zapatos dos veces al día. El calcetín debe ser de fibra natural y sin elástico. Usa plantillas a medida si tu médico o podólogo te comentan que la forma de apoyar el pie no es correcta.

3. No camines nunca sin calzado. Usa zapatillas amplias en lugares como la playa o piscina. 

4. No apliques nunca calor (bolsa de agua caliente) o frío (hielo) directamente, ya que puedes tener menor sensibilidad y sufrir lesiones sin darte cuenta. 

5.No trates tus pies con productos callicidas, antisépticos colorantes ni cuchillas. Acude al podólogo. 

6. No apures el corte de las uñas, sino córtalas rectas y límalas suavemente. Que las uñas sean de color oscuro, con aspecto laminar o engrosadas, puede indicar que hay una infección. Si no puedes hacerlo vete al podólogo.

7.Lava los pies con agua templada y jabón durante 5-10 minutos. Realiza un exhaustivo secado, sobre todo entre los dedos 

8. Aplicar crema hidratante después del baño, pero no en los espacios interdigitales por el riesgo de maceración. 

9. Procura caminar y hacer ejercicio a diario. Mejorará la circulación sanguínea en tus pies. 

10. No fumes ni bebas alcohol. Haz una dieta equilibrada y controla tus niveles de azúcar.  

11.Vigila los cambios de temperatura y del color de la piel. Un pie frío, azulado o pálido puede indicar mala circulación; mientras que un aumento inusual de temperatura o el enrojecimiento puede tener relación con la inflamación de la zona o incluso una infección

12.Evita la presión de la ropa de la cama de los pies. 


Agradezco a la podóloga Marisol Pastor Valle su colaboración en este post.

No hay comentarios: