Todo ésto generará unos síntomas y unos problemas de salud que podrán afectar a su calidad de vida.
Transición menopáusica
Se instaura desde el momento en que aparecen las alteraciones del ciclo menstrual y se eleva el nivel sérico de FSH, hasta el final de las menstruaciones (12 meses después de la última regla).
A)Transición temprana: caracterizada por una duración variable de los ciclos (más de 7 días en un ciclo normal de 21 a 35 días).
B)Transición tardía: se caracteriza por la ausencia de doso más ciclos, con un periodo de amenorrea de más de 60 días. Las mujeres en esta etapa suelen manifestar síntomas vasomotores.
Perimenopausia
Es un periodo impreciso en la vida de la mujer comprendido entre el momento en que aparecen las primeras alteraciones en el ciclo menstrual y el año siguiente al cese definitivo de la menstruación (menopausia).
La franja de edad en la que ocurre la perimenopausia suele establecerse entre los 40 y 54 años de edad. Empieza al final de la transición menopáusica y termina 12 meses después de la última regla.
Se caracteriza por un cambio en la duración del ciclo menstrual, un aumento de la FSH sérica, y estradiol normal o alto. La transición tardía se caracteriza por cambios del ciclo menstrual, más drásticos y mayor variabilidad de la FSH y del estradiol.
Síntomas:
- El sangrado abundante o irregular es un problema común durante la transición menopáusica.
- Sofocos (síntomas vasomotores), que son el síntoma más común en las mujeres perimenopáusicas. Suelen estar asociados a los trastornos del sueño.
- Frecuencia más alta de síntomas de cambio del estado de ánimo e irritabilidad.
- Cambios en la piel.
- Alteraciones musculo-esqueléticos, siendo la Osteoporosis
- Sequedad vaginal.
- Se produce una redistribución de la grasa corporal, aumentando el tejido adiposo y en consecuencia, el riesgo de síndrome metabólico y de eventos cardiovasculares.
Menopausia
Va a diagnosticarse clínicamente cuando han pasado más de 12 meses de la última regla. Con ella se expresa la completa o casi completa depleción folicular y la ausencia de la secreción ovárica de estrógenos, aunque se siguen secretando andrógenos.
Los niveles séricos de FSH y estrógenos y progesterona fluctúan alrededor de la menopausia, mientras que los niveles de la hormona luteinizante (LH) se mantienen dentro del rango normal. Un aumento en la FSH estimula la foliculogénesis ovárica, que se produce a un ritmo acelerado hasta la menopausia, cuando todos los folículos se agotan.
Posmenopausia
A)Posmenopausia temprana: va desde los cinco primeros años después de la última regla. Se caracteriza por el cese definitivo de la función ovárica, suele acompañarse de una pérdida acelerada de la masa ósea y muchas mujeres manifiestan síntomas vasomotores en ella.
B)Posmenopausia tardía: es un periodo amplio que continúa desde el quinto año de la última regla hasta el final de la vida.
En las mujeres, hay una aceleración de la tasa de pérdida ósea alrededor del momento de la menopausia, la osteoporosis se produce cuando la reabsorción ósea es mayor que la formación. Además, los estrógenos regulan negativamente la formación y la función de los osteoclastos reduciendo la actividad y provocado la apoptosis de los mismos. El déficit estrogénico produce aumento de la reabsorción y un déficit adicional en la formación ósea.
La disminución de esta producción de estrógenos se acompaña además, de una gran reducción del volumen de exudado que baña la superficie vaginal y también de la densidad de microorganismos residentes en la vagina.
Existe un menor aporte de glucógeno a la microbiota vaginal, por lo que la población de lactobacilos se encuentra reducida y como consecuencia, el pH se eleva (pH ≥ 4.7) lo que va a facilitar la colonización por otras enterobacterias. Por lo tanto, las mujeres posmenopáusicas van a sufrir más infecciones del tracto urinario.
La atrofia vaginal -adelgazamiento de la mucosa, pérdida de los pliegues rugosos y pérdida de elasticidad del epitelio vaginal- es responsable de la sequedad, prúrito vaginal, leucorrea y signos inflamatorios que afecta a numerosas mujeres posmenopáusicas. También pueden asociarse otros síntomas como la disuria e incontinencia urinaria.
Tratamiento
+La terapia con estrógenos solos (TE) o combinada con gestágenos (TH) es de primera elección y la que presenta un balance riesgo/beneficio más favorable. Ante la indicación de su uso, es recomendable utilizar la dosis mínima eficaz durante el tiempo necesario para alcanzar el objetivo del tratamiento.
+El tratamiento con fitoterapia es una alternativa terapéutica en aquellas mujeres con síntomas vasomotores que no puedan o no quieran utilizar estrógenos. Se emplean isoflavonas (fitoestrógenos) -son sustancias derivadas de plantas que tienen propiedades similares al estrógeno- principalmente dos tipos: genisteína y daidzeína, que se encuentran en la soja, los garbanzos y las lentejas y se cree que son los fitoestrógenos más potentes.
Se recomienda que el preparado contenga una dosis de 40-80 mg con un mínimo de genisteína de 15 mg/día.
+La terapia hormonal (TH) con estrógenos tópicos por vía vaginal es efectiva para tratar los síntomas de la atrofia genitourinaria. Se favorece una recolonización vaginal por lactobacilos. Se va a normalizar también el pH ácido, aumenta la vascularización del epitelio y aumenta la respuesta lubrificadora disminuyendo la sequedad vaginal.
+Mejorar los hábitos de vida saludables:
.Aumento de la actividad física (30-60 minutos al día), que mejorará la osteoporosis, ya que se disminuye el riesgo de fractura y el riesgo a las caídas al mejorar la función y tono muscular.
.Dejar de fumar y mantener un consumo de alcohol moderado, ya que están asociados a disminuir la capacidad osteoblástica (de formación del hueso)
.Dieta cardiosaludable y una alimentación equilibrada.
+Tomar suplementos dietéticos o farmacológicos de calcio y vitamina D: a las mujeres premenopáusicas se recomienda consumir por lo menos 1.000 mg de calcio por día, lo que incluye calcio en los alimentos y bebidas, además de suplementos de calcio. A las mujeres posmenopáusicas se recomienda consumir 1.200 mg de calcio al día (total de la dieta y suplementos).
Las principales fuentes dietéticas para este consumo de calcio serían la leche y derivados, y también verduras.
También se recomienda el aporte de la vitamina D para reducir la pérdida ósea y ayudar al cuerpo a absorber el calcio de la dieta y de los suplementos.
(FUENTES: AEEM y Menoguías)
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