miércoles, 24 de abril de 2013

Radiación solar y fotoprotección

Cuando la radiación solar entra en contacto con la epidermis se van a producir alteraciones en el ADN, aminoácidos y lípidos, y se generan radicales libres que dañan aún más las estructuras celulares. La piel tiene un sistema antioxidante muy eficaz que evita la acción de estos radicales libres, pero un estrés oxidativo excesivo puede sobrepasar su capacidad protectora.
Como respuesta al daño producido, se inicia una respuesta inflamatoria eritematosa y se provoca una depresión del sistema inmunitario.
La respuesta inflamatoria estimula la división celular e induce la reparación del daño producido, mientras que el buen funcionamiento del sistema inmunitario implica que la radiación solar lo debilite, para evitar de este modo que el organismo origine una respuesta inmunitaria exagerada contra moléculas propias alteradas por la misma exposición solar.
Como mecanismo protector frente a posteriores irradiaciones se activa la mitosis celular, que en pocos días se traduce en engrosamiento de la epidermis y aumento de la melanogénesis. La piel, una vez bronceada y engrosada, tiene una mayor resistencia frente al daño actínico futuro.


(Apotheken-umschau)

A pesar de estos mecanismos protectores y de reparación cutáneos, no siempre los efectos de la radiación solar pueden ser completamente corregidos, y la exposición excesiva a lo largo de los años conlleva efectos crónicos de tipo estético (fotoenvejecimiento) y también médico (fotocarcinogénesis). 
Especialmente grave es el cáncer cutáneo, que en la actualidad es el cáncer con mayor prevalencia en la raza blanca y cuya causa principal es la exposición crónica y excesiva a la radiación ultravioleta (UV).
Los fotoprotectores juegan un papel muy importante en la estrategia de prevención del eritema, del fotoenvejecimiento, de las hiperpigmentaciones, de la fotoinmunoprotección, de las fotodermatosis…; y también del cáncer cutáneo.
Hoy día se puede afirmar que todos estos fenómenos se pueden evitar con una buena prevención responsable mediante la fotoprotección.


La estrategia de prevención del cáncer cutáneo y otras manifestaciones nocivas de la radiación ultravioleta se basa en evitar la exposición al sol en las horas de máxima intensidad, el empleo de ropas, sombreros, gafas protectoras y otras formas de protección física y la aplicación de fotoprotectores, que tienen un importante papel en toda la población, pero especialmente en las personas que desarrollan actividades deportivas o de ocio al aire libre. Los fotoprotectores tópicos deberían prevenir los efectos adversos, tanto agudos como crónicos, de la exposición excesiva al sol. 
Los principales objetivos de este tipo de productos son retrasar el fotoenvejecimiento, y también impedir la aparición de carcinomas y, posiblemente, también de melanomas.

Las cremas fotoprotectoras (en sentido amplio, cualquier preparado destinado a la aplicación tópica que contenga en su composición sustancias que bloqueen los UV, con independencia de su formulación) están formadas por un excipiente y diversos principios activos que pertenecen a varias clases farmacológicas. El desarrollo de filtros capaces de proteger frente a los UVA ha sido difícil: cuanto más UVA absorbe un producto químico, mayor es su tendencia a presentar una coloración amarillenta y a ser objeto de fotodegradación por los UVB, perdiendo sus propiedades fotoprotectoras, lo que explica que, hoy en día, en la mayoría de las nuevas formulaciones ya se empleen combinaciones de filtros químicos y físicos para conseguir un máximo espectro de fotoprotección.

El factor de protección solar (FPS) es un índice que nos da idea del tiempo que podremos permanecer expuestos al sol sin riesgo de quemadura. Cuanto mayor sea el FPS, más alta será la protección frente al sol.
 
La actual definición del factor de protección solar, en la que están basados la totalidad de los métodos de evaluación hoy conocidos, se basa en los trabajos de Schulze. En 1956, definió el FPS como la ratio entre la dosis eritematógena mínima de la piel protegida con el producto y sin él, a las 24 horas de la irradiación.

Actualmente, y en base a los nuevos conocimientos que hoy se tienen, hay muchos científicos que prefieren utilizar el término factor de protección eritemático en vez de factor de protección solar, debido a que en el cálculo y determinación del FPS sólo se considera la respuesta eritemática (es decir: la respuesta al UVB) a las 24 horas.
Muchos de los problemas “alérgicos” generados por una crema solar en realidad se deben a una mala conservación, a un mal uso o a una caducidad sobrepasada del producto. Por eso es conveniente advertir al usuario del producto que mire siempre el PAO (period after opening) indicado en el envase. Lo habitual para productos solares es encontrar una "caducidad después de abierto” de 12 meses.


(Sommerlektionen)

Consejos en el modo de empleo de los protectores solares:

• Utilizar el fotoprotector adecuado para cada tipo de piel o zona del cuerpo (crema, spray, leche o gel), fototipo, edad y circunstancias de exposición.
• Aplicar el fotoprotector en casa de manera generosa (2 mg/cm2), de forma uniforme, sobre la piel seca, media hora antes de la exposición al sol.
• Renovar la aplicación a las 2 horas y después de cada baño.
• Emplear una fotoprotección más alta en las primeras exposiciones solares.
• Extremar las precauciones en las partes del cuerpo más sensibles al sol (cara, cuello, calva, hombros, escote, orejas y manos). La protección de los labios se debe hacer con lápices o barras fotoprotectoras, y la del cabello con productos específicos.


● Advertencias y consejos de utilización de los protectores solares:

• Evitar la exposición solar entre las 12:00 y las 16:00 horas.
• Los fotoprotectores se deben utilizar incluso en días nublados.
• El agua, la hierba, la arena y la nieve reflejan los rayos solares, aumentando los efectos de las radiaciones sobre la piel, por lo que hay que utilizar fotoprotectores más altos.
• Evitar largas exposiciones al sol.
• Procurar no dormirse al sol.
• No utilizar colonias, desodorantes u otros cosméticos en la exposición al sol: producen manchas.
• Proteger la piel con ropa y la cabeza con un sombrero.
• Hay medicamentos y productos cosméticos que producen en la piel una reacción de fotosensibilidad por la exposición solar. Consultar al farmacéutico.
• En casos especiales: embarazo, patologías cutáneas, trabajadores al aire libre, individuos
con antecedentes familiares de cáncer y fototipos muy bajos I y II, aplicar productos de alta protección o evitar tomar el sol.
• Extremar las medidas protectoras en cualquier actividad al aire libre.
• Vigilar los cambios de color, forma o tamaño de pecas o lunares. Consultar al especialista.
• Proteger los ojos con gafas de sol que lleven protección 100% UV.
• No utilizar protectores solares abiertos durante más de 12 meses.


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