El pH fisiológico de la piel, dependiendo de la zona del cuerpo, tiene unos valores ligeramente ácidos, entre 5 y 6 .
Las bacterias que componen la flora vaginal (Lactobacillus sp) producen ácido láctico que mantiene un pH vaginal adecuado creando una barrera de protección que impide el crecimiento de microorganismos patógenos. El pH vaginal que se consigue es ácido. Esta acidez vaginal constituye una defensa frente a posibles infecciones porque impide el crecimiento de gérmenes patógenos.
Aunque las cifras fisiológicas del pH vaginal son variables según la edad de la mujer y su estado hormonal:
- El pH hasta la pubertad es de 7,0.
- En la edad fértil, el pH vaginal oscila normalmente en unos valores entre 4,0 y 5,0, pudiendo experimentar ligeras variaciones durante el embarazo.
Se distinguen distintas situaciones que implican variaciones en el pH vaginal: en la fase menstrual el pH es 6,8-7,2, en la fase premenstrual el pH es 3,8-4,2 y durante el resto del ciclo el pH varía entre 4,0 y 5,0. - Con la llegada de la menopausia el pH vaginal vuelve a ser como en los comienzos de la vida de la mujer con valores próximos a 7,0.
Además, existen otras situaciones habituales que pueden alterar el pH fisiológico de la zona íntima: uso de sustancias químicas o tejidos que irritan o provocan reacciones alérgicas locales (espermicidas, látex, ropa interior de fibras sintéticas...); factores térmicos; traumatismos (rozaduras por el uso de prendas ajustadas); diabetes; uso de antibióticos de amplio espectro; anticoncepción (preservativos, DIU, píldoras)…
Un pH vaginal alterado favorece la presencia de molestias como picor, irritaciones y enrojecimiento así como la aparición de infecciones vaginales:
-Los hongos y levaduras causantes de vaginitis, entre los que destaca la Candida albicans como agente causal más prevalente, crecen bien en un rango de pH próximo al de la vagina (4,2 - 4,7). Se trata pues de un pH ácido y es por ello que ante cualquier desequilibrio en la ecología vaginal y disminución de ese pH se produce este tipo de infecciones con una elevada frecuencia. Además del tratamiento indicado por el médico (Fluconazol, Clotrimazol, Itraconazol,...), la utilización de un gel de higiene íntima con un pH de 8,5 contribuye a eliminar las Candidas de la zona vulvar y perineal, limitando la posibilidad de infección o recidiva.
-En cambio las vaginitis de origen bacteriano o por Tricomonas, precisan valores de pH entre 5 y 6(por disminución de la flora normal de Lactobacillus sp).
Además del tratamiento indicado por el médico (Metronidazol, Clindamicina), la utilización de un gel de higiene íntima con un pH de 4,5 contribuye a eliminar las bacterias del la infección vulvovaginal.
La principal defensa contra las molestias e irritaciones vulvo-vaginales es una correcta higiene íntima diaria que ayude a mantener el pH vaginal adecuado.
CONSEJOS PARA LA HIGIENE ÍNTIMA DE LA MUJER
Existen algunas medidas y
buenos hábitos que pueden ayudar a mantener el equilibrio natural de
la zona íntima previniendo la aparición de irritaciones e infecciones
vaginales:
- Escoger ropa preferentemente holgada que permita la circulación del aire.
- Elegir preferiblemente ropa interior de algodón que facilite la transpiración.
Evitar el uso de ropa muy ajustada que facilita irritaciones y hace sudar mucho más los genitales femeninos.
- Después de nadar en el mar o en una piscina, ducharse y secarse cuidadosamente. Evitar permanecer demasiado tiempo con el bañador mojado. Cambiar de ropa interior cuando esté húmeda.
- Higiene íntima una o dos veces al día realizando el lavado desde la parte delantera a la parte trasera para evitar introducir en la vulva bacterias del recto. Nunca en dirección contraria.
- Evitar el uso de ropa muy ajustada que facilita irritaciones y hace sudar mucho más los genitales femeninos.
- Lavarse las manos antes y después de ir al baño.
- Utilizar productos para la higiene diaria que no sean agresivos, especialmente formulados para la zona íntima.
- Es importante que tras su uso se aclare bien con agua abundante y que se seque suavemente con una toalla limpia.
- Uso esporádico de los tampones y no de forma permanente, ya que impide la salida de flujo y bacterias.
- Beber mucha agua. Ingerir poca agua implica menor eliminación de líquido y mayor estancamiento lo que favorece el desarrollo de gérmenes.
- Cuando el olor de la vagina es fuerte y molesto, indica una alteración de su composición. Hay que visitar al ginecólogo.