lunes, 18 de noviembre de 2013

Uso responsable de los antibióticos


Aprovechando el Día Europeo para el Uso Prudente de Antibióticos, quiero poner de manifiesto algo que sucede con demasiada frecuencia en el día a día de las farmacias. Existe una gran cantidad de pacientes, que sin saber a veces ni que diagnóstico tienen, vienen a la farmacia a pedir antibióticos sin receta. Además del consiguiente cabreo cuando no se lo dispensamos, escuchamos con frecuencia frases tales como:

- Para qué molestar al médico cuando me da siempre lo mismo para esta dolencia.
- En otra farmacia me lo van a dar.
- Ese antibiótico siempre lo tomo.
- Es que tengo gripe... A lo que contesto, señor/a la gripe es un virus y no sirven para nada los antibióticos.
- El otro día tu compañero me lo dio... A lo que contesto, señor/a ninguno de los farmacéutico de esta farmacia dispensamos antibióticos sin receta.
Y otras muchas y variopintas respuestas que seguro mis compañeros de profesión han oido.
La última anécdota en la farmacia en la que trabajo, fue una señora que nos puso una hoja de reclamaciones por no dispensarle un antibiótico sin receta, a día de hoy todavía no ha traido la hoja de reclamaciones para que se la sellemos.




Recordemos que "un antibiótico es un medicamento destinado a acabar con procesos infecciosos producidos por un determinado tipo de agentes microbianos, las bacterias. De la misma forma que existen múltiples especies de bacterias capaces de provocar enfermedades en personas y animales, existe una amplia variedad de antibióticos que actúan con cierto grado de selectividad frente a tales bacterias. El objetivo terapéutico del antibiótico es ayudar al organismo en su lucha biológica frente a las bacterias causantes de la infección.
Existen muchas clases de antibióticos, que actúan de formas diferentes y sobre grupos diversos de bacterias patógenas. Por ello, es fundamental que previamente a la utilización de un antibiótico se lleve a cabo un diagnóstico médico preciso, para determinar cuál es el alcance de la infección, su posible agente microbiano causal y su tratamiento más adecuado, teniendo en cuenta también otros aspectos específicos del paciente."

Así que, los antibióticos sólo deben ser utilizados si han sido debidamente prescritos por un médico y dispensados en una farmacia presentando la correspondiente receta médica.
El diagnóstico y la prescripción médica garantizan la mejor selección del antibiótico adecuado para cada situación, optimizando los resultados terapéuticos y reduciendo a un mínimo razonable el riesgo de efectos adversos debidos al antibiótico. 
Pero, además, en el caso de los antibióticos existe un problema adicional al de los posibles efectos adversos que puede experimentar el propio paciente que toma el antibiótico. Se trata de las resistencias bacterianas:  Las bacterias son organismos vivos y, por tanto, presentan una notable capacidad de adaptación al entorno. Tal capacidad de adaptación también se manifiesta en las bacterias con capacidad para producir enfermedades en personas y animales. En este sentido, muchas de estas bacterias patógenas han sido capaces de desarrollar mecanismos por los cuales se vuelven resistentes a uno o varios tipos de antibióticos. Y ese es uno de los motivos por los que el empleo de algunos antibióticos en determinadas infecciones ha ido perdiendo paulatinamente eficacia. 

Nuestra labor como farmacéuticos debe garantizar la seguridad y eficacia del tratamiento.


CONSEJOS PARA EL  USO PRUDENTE DE ANTIBIÓTICOS 

  • En caso de padecer una infección se debe acudir siempre al médico, al ser el profesional que le indicará si la enfermedad está producida por una bacteria y le prescribirá el antibiótico adecuado para la infección.
  • Hay que tener en cuenta que enfermedades como la gripe y ciertas infecciones de garganta son producidas por virus y el uso de antibióticos no es eficaz.
  • Es especialmente importante cumplir el tratamiento completo, aunque se mejore antes. Si se interrumpe el tratamiento de forma prematura, se corre el riesgo de que la bacteria patógena vuelva a crecer y a multiplicarse, produciendo así una infección aún más grave.
  • La duración del tratamiento vendrá especificada en la receta médica. Generalmente, la mayoría de los tratamientos se establecen por periodos entre 5 y 10 días.
  • Es esencial tomar la cantidad correcta de medicamento y cada dosis a la hora adecuada.
  • Los antibióticos son generalmente fármacos seguros, aunque, como todo medicamento pueden producir reacciones adversas. La alergia es uno de los efectos adversos más conocidos, aunque no de los más frecuentes. El paciente debe estar informado si es alérgico y llevar siempre consigo una tarjeta o medalla que lo indique.
  • Otros efectos adversos se producen por la destrucción, además de las bacterias patógenas, de bacterias beneficiosas que se encuentran formando parte de la flora intestinal. Esto puede ocasionar dolor de estómago, diarrea, infecciones vaginales y otros problemas.


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